Cuando el cuento llegue a su punto final y los tiempos de juegos y hamacas terminen, es el momento donde aflora la verdad y fallecen los dolores.
Lo vivido felizmente, toma luz propia, sonrien quienes recuerdan...
Alimenta tu cuento, que sea de los mas coloridos, llenalo de juegos y hamacas, para que cuando el punto final reclame su lugar, todo lo vivido haya valido la pena.
Por lo menos intentalo...